Una de las seis víctimas fatales del tiroteo de anteayer en Arizona, Christina Taylor Green, de 9 años, tuvo una vida corta marcada de principio a fin por la tragedia. La chica nació el 11 de septiembre de 2001, el mismo día de los ataques de Al-Qaeda a las Torres Gemelas en Nueva York.
Sus familiares, según declaraciones que recoge la prensa local de Arizona, vieron su nacimiento el 11 de septiembre como un "signo de esperanza" en medio del dolor colectivo en Estados Unidos.
Inteligente y preocupada por su entorno, la pequeña había sido elegida recientemente presidenta del Consejo Estudiantil de la Escuela Elemental Mesa Verde, un hecho que le despertó su interés por la política, según su padre, John Green.
"Era muy buena hablando en público. La veía fácilmente dedicándose a la política", dijo su padre a los medios. La chica, según palabras de su madre, Roxanna Green, "sólo quería ayudar a la gente e involucrarse en los temas que le interesaban. Es muy trágico. Acudió al acto porque quería aprender, pero alguien con mucho odio en su corazón decidió quitarles la vida a personas inocentes".
Anteayer, Christina decidió ir con un vecino a escuchar a la congresista de su estado, Gabrielle Giffords, que recibió un disparo en la cabeza y se encuentra grave. La pequeña también resultó herida en el ataque y murió en el hospital, mientras que la persona que la acompañaba, y que recibió cuatro disparos, sobrevivió.
La chica procedía de una familia vinculada al béisbol. Su abuelo, Dallas Green, fue un jugador de las Grandes Ligas y, posteriormente, fue director de los Philadelphia Phillies en la época en que el equipo ganó la Serie Mundial, en 1980.
El equipo de los Phillies expresó sus condolencias a la familia de la chica por la "trágica pérdida de su vida".
Fuente:La Nacion.
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